El "Tenorio" en "El Día de Todos los Santos"

Cuál gritan esos
malditos!
Pero ¡mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta ,
no pagan caros sus gritos.

Don Juan Tenorio

Si hay un personaje contradictorio, ése es el Tenorio. Es traidor y cobarde; escéptico y creyente; rebelde iconoclasta, y sin embargo pecador penitente; es audaz retador y arrepentido; es desconsiderado con las mujeres y sin embargo se humilló ante Inés; arrogante, seductor y seguro de sí mismo pero inconstante e inmaduro; temerario e irreverente, y sin embargo converso.  Y no sólo converso, se hace converso por amor, que eso ya es un plus hasta en el hombre más considerado.
Hay que decir que es la obra de todos los tiempos más representada de España. No hay fecha del 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, y el siguiente, el Día de Difuntos, que no esté presente Don Juan Tenorio en todos los escenarios. Ese culto a las ánimas que, emergiendo de la conversión, van directamente al cielo, arrastrando Doña Inés con su amor al más pendenciero y descreído de los hombres; en esa grandiosa metáfora que el poeta Zorrilla fue capaz de crear, está presente en las citadas fechas y en las más próximas a ellas en cualquier teatro que se precie. Desde el año 1868 no ha quedado ni un solo año en que, por la festividad de Los Santos, no se ponga en escena la obra cumbre del Romanticismo: Don Juan Tenorio.
No existe casi ciudad española y muchas del extranjero que, llegada la fecha, no rinda culto a la audacia y a la bellaquería del temerario don Juan.


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